lunes, 25 de mayo de 2009

Quererlo todo

Moncho el de la zapatería vivía esclavo de la voluntad de sus padres, a pesar de que pasaba de los cuarenta, estaba casado y tenía dos hijos pequeños. Los viejos eran dos tacaños convencidos que vivían para ahorrar hasta la última peseta y no permitían ninguna expansión a su único hijo. Moncho, su mujer y sus hijos vestían ropa de varias décadas antes, si salían era a dar la vuelta a la manzana y estaban subyugados a las órdenes de quienes tenían la llave de la caja. Pero a Moncho le compensaba. Como solía decirle a mi padre "algún día heredaré todo y entonces podré hacer lo que me dé la gana". Y con ese consuelo vivía una vida miserable. Una mañana, el mismo día que su hijo hacía la Primera Comunión, Moncho se levantó de la cama y cayó desplomado en el baño, mientras se afeitaba. Dijeron que fue un infarto cerebral, no pasó de aquella tarde. Todo lo que iba a heredar sólo sirvió para pagarle una lápida de las mejores.


Te dejaste llevar por la ambición. No te bastaba ser alguien corriente, un empleado más, tuviste que enfrentarte, que hacer oír tu voz, que demostrar que tenías poder. Después, en aras de un lugar que según tú alcanzarías algún día, sacrificaste algo que yo sé que te importaba. Te fuiste detrás de las promesas dejando atrás la realidad.


Lo quieres todo. Querías ocupar un lugar importante, querías tenerme esperando por siempre, querías, según parece, aprovechar cualquier oportunidad que saliera mientras volvíamos a estar juntos. Ahora parece que como Moncho el de la zapatería, te quedas a las puertas de todo lo que anhelabas, y el sacrificio que hiciste fue en vano.


Tuviste algo y lo dejaste por perseguir humo. Y ahora ¿qué tienes ahora?

3 comentarios:

Cécile dijo...

Espero que tu venganza sea ejemplar, que maldiga el día que os conocisteis, que destruyas su autoestima y que le hagas sentirse simplemente tan miserable, ruin y mezquino como es...

Y que todas las que te leemos, que estoy segura que muchas nos identificamos con tu historia porque la hemos sufrido en nuestras propias carnes, aprendamos de tu experiencia y hagamos lo propio.

Ya está bien de cerdos!!!

Jacaranda dijo...

No se cómo he acabado en tu blog. El caso es que me encanta cómo escribes. Por otro lado, siento muchísimo lo que te está pasando, debe ser durísimo descubrir que te engañan. Espero que el viernes Antonio tenga su merecido. un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

solo se vive una vez...
Mi consejo es que intentes olvidarlo para poder volver a amar otra vez.