domingo, 24 de mayo de 2009

La estela que dejaste al marchar

Te fuiste. No te gusta que lo diga, siempre te enfadas, así que lo voy a decir bien alto y bien claro: TE FUISTE, TE MARCHASTE, TE LARGASTE.


Lo explicaré un poco mejor. Durante tres meses te dedicaste a prometer todo lo prometible. Ibas a amarme siempre, bueno, eso ya lo he dicho, ibas a tratarme como a una reina, cuidarías de mí, me serías fiel aunque estuvieras solo en el Polo Norte... Promesas, promesas, promesas... Me pediste que me casara contigo, querías venir a vivir conmigo al final del verano, incluso hablaste de tener un hijo. Coleccioné tus promesas una a una, igual que los niños pegan pegatinas en un álbum y de vez en cuando las recuerdo y comprendo que ninguna se cumplió. Pareces un político.


Después te largaste. Llegó a oportunidad del traslado y tus ojos cambiaron del verde amarronado al verde vivo del dinero. El ascenso, la gloria, el reconocimiento... Pobre Antonio. Todos vimos que en realidad te estaban quitando de en medio porque molestabas. Te mandaron lejos donde no pudieras causar problemas. Te lo habíamos dicho miles de veces, que los cambios vienen despacio, que no conseguirías nada con esa actitud, pero el orgullo te ciega y cuando te pusieron la zanahoria delante corriste a morderla, como un caballo desbocado... o más bien un burro, Antonio. Intentamos advertirte, pero la codicia cerró tus oídos a todo lo que te dijimos. Nunca olvidaré tu cara de felicidad cuando me dijiste que te marchabas. Porque te habían dicho lo que ibas a cobrar, y tú, pobrecillo, no te diste cuenta que en realidad te ibas perdiendo, no sólo dinero, también vida.


Yo no quería una relación a distancia. Insististe, lloraste, me pediste un año, intentarlo al menos. Dijiste que no querías perderme, que jamás habías querido como me querías a mí (eso creo que también lo he dicho). Prometiste una vez más que todos tus esfuerzos futuros irían encaminados a estar a mi lado otra vez. Al final cedí.


Estuve mucho tiempo enfadada contigo. Creo que aún lo estoy. Te largaste dejándome encadenada a un amor que ha terminado por asfixiarme. Me lo quitaste todo. Te dije que esperaba que encontraras lo que habías ido a buscar. Mentía. Sólo espero que encuentres lo que te mereces.

1 comentario:

Unknown dijo...

no me cansare de decirte que me encanta como escribes,ya no vengo a leer tu venganza ,vengo simplemente por el placer de leerte
besosssssssssssss