sábado, 23 de mayo de 2009

El porqué de las cosas

Si escribo esto es por mí. Me desahoga, me quita un poco la opresión que tengo en el pecho ante la certeza del fin. Me descarga contarlo, recordar este amor que ha sido causa de tanta amargura, revivir aquellos momentos felices igual que se ve una película que admiramos en la infancia en la edad adulta, desde una perspectiva nueva, perdida la inocencia.

No lo hago pensando que lo vas a leer, porque tú no lees. No te gusta. Esa era una de las diferencias entre los dos, que yo no podía vivir sin leer y que tú jamás habías tocado un libro por el simple placer de leerlo. Cuando vi "La Bella y la Bestia" Gastón me recordó a ti: atractivo, engreído, ignorante y con un ego capaz de superar cualquier frontera. Te vi, cuando él cogía el libro que Bella tenía entre las manos y lo hojeaba diciendo: "¿Cómo puedes leer esto? No tiene dibujos" y después me sentí culpable de haber hecho esa asociación, porque eras mi novio y te quería y te estaba comparando con un personaje ridículo y tosco. Pero lo cierto es que lo pensé.


Una vez quisiste leer algo de lo que había escrito, pero sólo para alimentar tu ego, porque era sobre ti. Antonio, te pierde el elogio. Te expandes y encoges como una esponja cuando alguien te alaba, adelantas el pecho y te relames, como un gato mimado por una solterona se estira y regocija ronroneando mientras le pasan la mano por el lomo. La gente suele aprovecharse de eso, te regalan el oído y después te dan la puñalada, pero tú eres el último que lo ve. En el fondo eres como una Caperucita de guiñol, adentrándose confiada en el bosque por el camino más largo, halagada por un lobo ladino y siniestro que sólo espera la oportunidad para comérsela, mientras los niños gritan "Nooooo, Caperucitaaaa, nooooo". Este verano todos te vimos meterte en el bosque por el camino más largo y despeñarte colina abajo mientras sólo tú creías que ascendías.


Eso hago yo ahora, alimentar tu ego con palabras de amor que no son ciertas, mientras espero a tenerte a mi alcance para poder vengarme. Te conozco y por eso me aprovecho de esa debilidad tuya, para poder atacar por la espalda.


Así que si escribo es por mí. Porque necesito expresar de algún modo este dolor que siento, y al mismo tiempo convencerme de que se acabó. Esto me da fuerzas para pensar en el viernes, cuando al fin te tenga delante y pueda darte un poco de lo que te mereces.


No lo vas a leer, Antonio, pero no te imaginas lo que a mí me consuela escribirlo.

3 comentarios:

Unknown dijo...

no se si vengarse de el es lo conveniente eso lo disides tu ,pero estaría bien que siguieras escribiendo ,descarga toda esa rabia y dolor en un papel o en su caso en este blog. me encantaría seguir leyéndote cuando pase la tormenta, me gusta tu forma de escribir.
besosssssssss espero que tu dolor pase pronto

Anónimo dijo...

Entré por curiosidad al leerte en un foro y me acabas de enganchar.

Felicidades por tu blog y como escritora vales mucho. Me encanta cómo escribes.

Saludos,

Martuki dijo...

Te deseo lo mejor,ya sea vengándote,pasando página,o de la manera que encuentres para aliviar tanta rabia y dolor!!Vaya joyita que te has quitado de encima.

Un favor: nunca nunca dejes de escribir,yo,al menos seguiré leyéndote!!