jueves, 28 de mayo de 2009

Mañana

Me desprecio a mí misma cuando pienso que estoy deseando que llegue mañana sólo para verte. Tengo ganas de verte salir del avión para tirarme en tus brazos y abrazarte, besarte, oír como me dices el último te quiero. Otra parte de mí desea cruzarte la cara de una bofetada en cuanto pases la puerta de salida. Otra ponerse a llorar y suplicarte que vuelvas a quererme.

Me siento miserable sólo de pensar que a veces me entran tentaciones de abandonar este plan de venganza a cambio de pasar otra noche entre tus brazos, aunque sepa que están sucios de la otra, vendiendo así el único pedazo de alma que me queda. Una parte de mí te odia y la otra seguiría muriendo por ti.

A veces no quiero que sea mañana porque hoy aún te tengo aunque sea de mentira. Una estúpida fracción de mi cerebro espera aún que todo sea un malentendido, que la otra no exista. Me rebelo ante la sola idea de que algo así me haya pasado a mí.


Pero ha pasado. Necesito tener la cabeza fría y seguir adelante. De momento ya he sido capaz de perdonarme a mí misma por haber caído en la trampa de un hombre como tú, la carne es débil y llegaste en el momento adecuado para ello. Lo que nunca podría perdonarme es dejarte marchar sin enseñarte una lección que nunca has aprendido. Errar es humano, pero no estar a la altura de las circunstancias sería más de lo que puedo permitirme.


Odio pensar en vivir sin ti, Antonio, pero sé que algún día me alegraré de lo que estoy haciendo.

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