sábado, 23 de mayo de 2009

Nada más que palabras


A aquel primer te quiero le siguieron muchos más. Montones. Nunca nadie me ha dicho tantas veces que me quiere aunque, ya lo sabes, amor mío, nunca me ha costado tanto creerlo y en realidad no sé si alguna vez lo creí.


Según tú a tu ex no le decías te quiero, no te salía porque tu amor por ella nunca llegó a pasar el límite, se quedó en algo tibio que simplemente te resultaba cómodo. Sobre eso no sé que pensar. Es fácil decir después de tiempo que no amabas a esa persona intensamente, negar los sentimientos es sencillo porque no existe nada que lo demuestre. No puedes enseñar una radiografía de un corazón y decir "¿Ves?, ella ocupaba un espacio más pequeño que el tuyo
".


Lo que sí pienso a veces es en las palabras de amor que ahora le dirás a Raquel. Si todas ellas estarán, como en mi caso, sacadas de películas, o de canciones, o si para ella inventarás alguna nueva. Me pregunto si también le dirás que lo que te hace sentir nunca lo has sentido antes, que la quieres jartás y mijitas o musho mushísimo, que tu amor es demasiado grande, que la vas a querer toda la vida... Pienso si le dirás "te quiero..." y después su nombre completo con los dos apellidos, como hacías conmigo. Si grabarás su número en tu móvil con el nombre de "Amor mío", donde antes estuvo mi teléfono. Si le llamarás Amor, Cariño, Mi niña...


Me hace daño pensar que cuando estés en la cama con ella después de hacer el amor, le apartarás el pelo de la cara y le dirás "Dios mío, eres preciosa", como me hacías a mí. O si al verla después de unos días la abrazarás y le repetirás te quiero, seis o siete veces seguidas alternándolo con besos. O si te plantarás ante ella y afirmarás a tu estilo, histriónico y desmesurado "Te voy a querer siempre", en el mismo tono que se pronuncia un lema en una manifestación callejera, de forma intensa y apasionada. Si cuando haya gente delante le dirás "Oye, musho ¿eh?, pero musho". Nunca lo sabré.


Palabras. Eso fuiste, Antonio, un montón de palabras. Exageradas, románticas, rimbombantes, palabras sonoras, bonitas, cursis, andaluzas y, sobre todo, vacías. Te evaporaste en un torrente de palabras que te sonaban bien y ninguna de ellas llegó a tener más peso que su sonido cuando se desvanecía en el aire. Me emborrachaste de palabras, yo que tanto las aprecio, como se emborracha a un pobre pavo antes de sacrificarlo para Navidad y la resaca me hizo ver que detrás de ellas no había nada.


Quizá debió darme una pista que entre tantas palabras mi nombre fuera la que menos te oí pronunciar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

escribes muy bien...
me encantó esta frase: "no puedes enseñar una radiografía de un corazón y decir "¿Ves?, ella ocupaba un espacio más pequeño que el tuyo"
ojalá se pudiera... ^^

Anónimo dijo...

Me hiciste emocionarme...es tan grande el dolor que puede ocasionar algo así...
Mucho ánimo, yo ni siquiera sería capaz de escribir un blog así...recordando cada día lo que me hizo sentir, escribiendo emociones, pensamientos e imágenes que me duelen...
Voy a seguir leyendo...